—Tía Gloria, ¿cuándo fue la última vez que viste a Hibisco? —Fui directa a la pregunta importante antes de contarle lo que estaba pasando.
—¿Por qué? ¿Qué tiene que ver ella con todo esto? —Me miraba con una expresión de confusión mientras Trevor la posaba de nuevo en el suelo.
—Gloriana, mi amor, estabas bajo un hechizo justo ahora. Pensaste que éramos traidores. Me atacaste —Trevor la miró a los ojos mientras hablaba, diciéndole la dura verdad antes de que se dijera cualquier otra cosa.
—¿Qué? No, eso no es posible. Por favor, dime que esto es alguna clase de broma. Por favor, Trevor. Esto no tiene nada de gracioso.
—No se supone que sea gracioso, Tía Gloria. Te está diciendo la verdad. Tampoco fuiste la única hechizada. Tus guardias también lo estuvieron. Habían dos docenas de hombres en la parte frontal del castillo que intentaron atacarnos cuando entramos por las puertas.