~~
Reece
~~
Una vez que estaba en el dormitorio, me dirigí directamente a la cama. Con mi sexy pequeña esposa todavía pegada a mí y rogándome que la complaciera, subí al colchón y al centro de la cama enorme.
—¿Reece? —Había deseo, necesidad, impaciencia y avaricia llenando la voz de Trinidad en ese momento. Dios, necesitaba escucharla gritar por mí. Había pasado mucho tiempo desde que gritó bajo mí.
—Trinidad —dije su nombre mientras la dejaba caer sobre la almohada—. Grita para mí, nena. Grita tu placer en la noche. Me di cuenta de que estaba siendo crudo y estúpido en ese momento, pero no me importaba, y al parecer a ella tampoco.
—Oh Diosa, Reece, te necesito.
—Estoy aquí, nena —agarré sus caderas mientras me retiraba—. Estoy aquí. Con eso, me introduje en ella, y ella gimió de placer.
El gemido era bonito, pero quería que ella gritara. Quería que se perdiera completamente y comenzara a gritar sonidos sin palabras. Iba a tener que poner todo de mí en esto.
