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Trinidad
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—¿Qué haces en mi habitación, Curtis? Sabes que no tienes permitido entrar en mis aposentos privados, especialmente cuando no estoy aquí.
—Lo siento, Gloria, mi amor. —Curtis sonrió y miró a la mujer que lo estaba reprendiendo—. Solo escuché que habías recibido una llamada, así que iba a tomar un mensaje para ti.
—El espejo grabará sus propios mensajes para dármelos después. Puedes irte ahora y no olvides tu lugar de nuevo, o podrías encontrarte reemplazado. —El tono en la voz de la Reina Gloriana y la oscuridad que vi en sus ojos me dijeron que Gabriel tenía razón cuando decía que abarcaba toda la magia de los Fae. También tenía oscuridad en ella. Y eso me hizo preguntarme, ¿mi ancestro Fae era un Fae oscuro o un Fae de luz?
—Sí, mi amor. Lamento mucho haberme excedido. —Y así, Curtis huyó de la habitación como si alguien o algo lo persiguiera.