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Trinidad
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Reece y yo nos preparamos para la entrevista temprano y con energía la siguiente mañana. Aquí en Colorado, estábamos dos horas detrás de su horario. Y nos querían en el programa a las nueve de la mañana. Su hora, no la nuestra. Eso significaba que necesitábamos levantarnos, desayunar y estar listos para las siete de nuestra hora. Y sí, todavía estábamos aquí en el castillo.
Ahora, la gente podría preguntarse por qué estábamos aquí y no en algún lugar cerca de Times Square. Bueno, eso tenía una explicación sencilla. Los presentadores del programa habían visto la manera en que habíamos viajado a través de la puerta mágica desde el estadio. No eran los únicos, sin embargo. Casi todo el mundo lo había visto, si habían visto la transmisión, eso es.
