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—Bueno, las cosas iban geniales hasta ahora. Había descendido como máximo una cuarta parte de la pendiente, y todo marchaba bien. Cada vez se unían más personas aquella en la montaña, pero estaba bien. Ellos hacían lo suyo y nosotros lo nuestro. Esto era una pista de esquí y eso significaba que no podíamos quedarnos en la cima por mucho tiempo. Necesitábamos empezar a bajar pronto.
Cuando finalmente comencé mi descenso de verdad por la montaña, sin planes de detenerme, todo iba perfectamente bien. No había ningún problema. Podía ver todo lo que había en la montaña. Y no solo eso, sino que veía todo a unos doscientos metros en cada dirección. Era capaz de ver tanto que era prácticamente imposible que fuera a estrellarme contra algo.