—Poco después de que los demás comenzaran su ataque, viendo a CJ y Elías derribar alces que estaban uno al lado del otro, oí algo que se abalanzaba hacia nosotros. Algo grande. Había un oso. Podía olerlo. Era del mismo tipo que había cazado antes. Debía haber estado siguiendo la manada y ahora se estaba volviendo loco con el olor de la sangre en el aire. No pensé que tuviéramos mucho de qué preocuparnos. No sería rival para ninguno de nosotros.