La madrugada se cernía sobre la pequeña ciudad de Windridge cuando Lila, con los ojos enrojecidos por el insomnio, finalmente logró la hazaña que había perseguido durante años. Sus dedos temblorosos ajustaron los últimos engranajes, y la habitación se llenó de un zumbido eléctrico mientras la máquina que su abuelo había construido décadas atrás cobraba vida. La máquina del tiempo estaba completa.
El taller de Lila estaba lleno de extrañas invenciones y prototipos fallidos, pero esta era la obra maestra que había obsesionado a su familia durante generaciones. Su abuelo, un inventor apasionado, había dejado bocetos y manuscritos llenos de enigmas antes de morir. Lila había pasado incontables noches desentrañando sus notas y, finalmente, lo había logrado.
La máquina se asemejaba a una maraña de tubos de cobre y cables, iluminada por parpadeantes luces azules. En el centro, un complicado dial mostraba coordenadas temporales. Lila ajustó los controles con manos que temblaban de emoción y miedo. Había escuchado innumerables historias de científicos locos que habían perdido la cordura al intentar controlar el tiempo.
Con un aliento tembloroso, Lila se puso su traje protector, un traje ajustado que protegería su cuerpo de cualquier anomalía temporal. Sus dedos rozaron el retrato de su abuelo que colgaba de la pared. "Por ti, abuelo", susurró.
Con determinación, presionó el botón de inicio. La máquina del tiempo rugió y tembló, desprendiendo chispas eléctricas. Lila se aferró a la barandilla mientras la habitación a su alrededor comenzaba a distorsionarse. Los muebles y las herramientas parecían derretirse y reformarse en formas indescifrables.
El tiempo y el espacio se retorcían a su alrededor, y Lila sintió que estaba siendo arrastrada por un torbellino de energía temporal. Visiones fugaces de diferentes épocas parpadeaban ante sus ojos: antiguos castillos, ciudades futuristas, y mundos que ni siquiera podía comprender.
Entonces, en un instante, todo se detuvo. La habitación se volvió tranquila y oscura. Lila estaba en un lugar desconocido y en una época que no reconocía. Había viajado en el tiempo.
Pero lo que Lila no sabía era que alguien más la había seguido en su viaje. Desde las sombras, un hombre vestido con una capa oscura y un sombrero de ala ancha la observaba. Era Kael, un mago errante con un propósito oculto y un don para comunicarse con los espíritus del pasado.
El destino había entrelazado sus caminos en un juego de tiempo y misterio que los llevaría a explorar los secretos más profundos del universo y a descubrir una verdad que cambiaría sus vidas para siempre.