La habitación en la que Lila había aterrizado era oscura y polvorienta, con paredes de piedra gastada y un techo abovedado que parecía que se desmoronaría en cualquier momento. La máquina del tiempo había desaparecido, dejándola atrás en un lugar desconocido.
Lila se levantó con cuidado, aún aturdida por el viaje temporal. Miró a su alrededor y vio un par de antorchas encendidas en las paredes, iluminando débilmente la estancia. La sensación de que algo la observaba la hizo dar un respingo.
Desde las sombras, emergió un hombre alto y misterioso. Vestía una capa negra que ondeaba a su paso y un sombrero de ala ancha que ocultaba gran parte de su rostro. Sus ojos, sin embargo, brillaban con una intensidad que la dejó sin aliento.
—¿Quién eres? —preguntó Lila, con la mano derecha temblando al alcance de su cinturón, donde guardaba una pequeña herramienta de defensa.
El hombre en la capa no respondió de inmediato. En cambio, la observó durante un largo momento, como si estuviera evaluando sus intenciones. Finalmente, habló con una voz profunda y calmada.
—Soy Kael. He seguido tu rastro a través del tiempo.
Lila se estremeció ante sus palabras. ¿Cómo era posible que alguien más hubiera viajado en el tiempo detrás de ella? ¿Y quién era este enigmático desconocido llamado Kael?
—¿Cómo es que sabes mi nombre? —preguntó Lila con cautela.
Kael sonrió debajo de su sombrero.
—Sé muchas cosas, Lila. He estado siguiéndote desde que activaste la máquina del tiempo.
Lila se sintió vulnerable ante la certeza de que este hombre conocía su historia y sus intenciones. No tenía más opción que ser sincera.
—Estás en lo correcto, Kael. Activé la máquina del tiempo. Pero... ¿cómo llegaste aquí? ¿Quién eres?
Kael se acercó lentamente a Lila, revelando más de su rostro a la tenue luz de las antorchas. Sus rasgos eran fuertes y enigmáticos, y sus ojos parecían contener secretos profundos.
—Soy un mago errante. He dominado el arte de la comunicación con los espíritus del pasado, y fue esa habilidad la que me permitió seguirte. Pero eso es todo lo que necesitas saber por ahora.
Lila miró a su alrededor, aún tratando de asimilar la extraña situación en la que se encontraba.
—¿Dónde estamos?
Kael se volvió hacia una antigua puerta de madera en la pared y la abrió con un chirriante crujido. Más allá de la puerta, una escalera de piedra conducía a un pasillo oscuro.
—Ven conmigo, Lila. Hay mucho que debes aprender sobre el tiempo y sus secretos.
Lila dudó por un momento, pero la curiosidad y la necesidad de respuestas la llevaron a seguir a Kael por el pasillo oscuro y desconocido. No tenía idea de a dónde la llevaría este enigmático mago errante, pero una cosa estaba clara: su viaje en el tiempo estaba lejos de haber terminado.