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Chapter 10 - X

Candela

-Ya está, nos podemos ir ya -dice Mariano cuando me ve aparecer en la sala-.

-Bueno Erica ya lo sabes, esta es tu última prueba, por favor cuídala mucho.

-Si señorita, no se preocupe que Alona está en muy buenas manos.

-Entonces ya sabes lo que tienes que hacer, nos vemos Erica.

Mariano me rodea la cintura con su brazo y empezamos a caminar hacia la puerta, saliendo de casa.

Ya estando dentro del auto de Mariano le digo algo que está divagando en mi mente los últimos días.

-Mariano creo que las personas que trabajan en tu casa ya están empezando a sospechar que no somos pareja como decimos.

-¿Por que lo dices?

-Porque he escuchado hablar a las chicas de limpieza en la cocina sobre que no dormimos en la misma cama y que eso es raro porque se supone que tenemos 3 meses juntos y vivimos en la misma casa.

-Ya tienen razón, es raro que una pareja de 3 meses juntos, que viven en la misma casa duerman en diferentes habitaciones.

-La verdad es que no tengo mucha experiencia en relaciones amorosas, recuerda que mi primer novio me metió a la cárcel.

-Ya lo sé, está noche te mudaras a mi habitación, llamaré a Clarita para que cambie tus cosas a mi habitación.

Ensiendo la radio, el ella estaba sonando "La nena de argentina de María Becerra" empiezo a tararear la canción asta de decidí empezar a cantarla.

-La pista me dijo "Maltrátame, párteme"

Y si me lo pide, se lo voy a dar

Con ese flow atácame, desacate

A esa nalgota la vo'a hacer trabajar

No hay nadie que me tumbe

En esta casa no hay peligro de derrumbe, ey

Lo que ello' digan no me incumbe

Yo estoy haciendo palo' como de costumbre.

Mariano al oírme cantar voltea a verme unos segundos y dice:

-Veronica tenía razón, cantas realmente hermoso.

-Gracias.

-Cuando yo llego, todos mudo' como en la biblioteca

Conmigo cualquiera de eso' santos peca

Se hacen los piola y no levantan ni sospecha'

La lengua larga, pero muy corta la mecha

Se fue internacional la nena de Argentina -esta vez Mariano es el que canta-.

-Me escucha y se le sube la bilirrubina

Sonando en la disco, en el barrio, en la oficina

Y en cada coche retumbando la bocina -continuo cantanto la siguiente parte-.

-E-e-esto es pa' que lo gocen, rocen

Subiendo el calor, 'tamos sacudiendo el pelo

Pa' que lo reboten, choquen

Aquí no hay pudor esta' gata' están en celo'

Hasta abajo en toa' las pose'

Tantas pose' que parecemo' modelo'

Acá todos se desconocen

Mientras que el sudor 'tá chorreando por el suelo

Sue-sue-sue-suelo (wuh)

Sue-sue-sue-sue-suelo

Sue-sue-suelo-suelo-suelo

Sue-sue-sue-suelo (mientras que el sudor 'tá chorreando por el suelo)

Sue-sue-suelo-suelo-suelo-sue-sue

Sue-sue-suelo-sue

Sue-suelo-suelo-suelo

Sue-sue-sue-suelo

Sue-sue-sue-suelo -catamos al unísono asta acabar la cancion-.

Luego nos lanzamos a reír, así pasamos el resto del trayecto al centro comercial , entre cantos desafinados fingidos por Mariano y muchas pero muchas risas.

Llevaba años sin divertirme de esta manera, años de que no me reía hasta que me doliera la panza y me encantó volver a hacerlo.

Cuando llegamos a el centro comercial y bajamos del carro Mariano toma mi mano para caminar así en dirección a la boutique donde había mandado a hacer ese vestido que me probaría y utilizaría para la gala.

Caminamos como por 10 minutos asta que llegamos a una boutique nombrada Enzo Rizzoli, parece que ese es el nombre del diseñador.

Entramos al lugar y aparece una mujer que al vernos dice:

-El señor Enzo los está esperando, siganme por aquí -dice llevándonos a un lugar donde hay un maniquí con un hermoso vestido azul cielo-.

-Mariano, un gusto volver a verte.

-Lo mismo digo Enzo.

-¿Ella es la hermosa chica que usará mi diseño? -pregunta refiriéndose a mi-.

-Si -dice Mariano sonriendo-.

-Un gusto hermosa, soy Enzo Rizzoli.

-Un gusto señor Enzo, soy Nevaeh Di Stefano.

-Eres realmente hermosa.

-Muchsd gracias.

-Bueno principessa, vamos para que te pongas este hermosa vestido para ver cómo te queda -dice llevándome s un vestidor, mientras que con la otra mano sostenía el vestido- si necesitas ayuda me llamas.

-Bien, gracias.

Me quedo sola mirándome al gran espejo mientras sostengo el vestido para ver cómo me vería con el... Cuando compruebo que me queda genial, me quito toda mi ropa y me pongo este hermoso ejemplar de vertido.

Cuando compruebo que el vestido está bien acomodado, tomo mi teléfono y tomo una foto frente a el enorme espejo. Lo guardo y tomo una respiración profunda para luego correr las cortinas y salir del vestidor.

Con el ruido de la cortina moverse, Enzo y Mariano se voltean, la cara de Mariano era un poema.

Me miraba con ¿Ojos de enamorado? Creo que estoy alucinando, pero me ve cómodo si fuera la pintura más hermosa que jamás a visto.

-Te queda hermoso Nevaeh... Fue echo especialmente para ti -dice sonriendo- es su único ejemplar.

-¿El único? -pregunto sorprendida-.

-Si, tu novio de encargo de que solo haya uno de estos y es el que traes puesto.

-¿Enserio? -pregunto mirando a Mariano-.

-Así es mia regina, lo mejor para mí hermosa mujer.

Cuando dice esto me sonrojo levemente. Pero, Candela no deben interferir tus sentimientos, tenemos que recordar que estamos con el solo por una misión, por nada más.

Me obligó a recordar eso, no quiero sufrir luego por un sentimiento no correspondido, nunca me ha ido bien en el amor y se que está no será la exención.

-Ahora hermosa principessa ve a cambiarte -dice Enzo, antes de todo me hace dar una vuelta, lo hago gustosamente a la atenta mirada de Enzo y Mariano-.

La mirada de Mariano me estaba empezando a incomodar, intento ignorarla y prestarle atención a lo que dice Enzo pero no se me hace fácil porque la atenta mirada de el hombre con el que vivo no me permite concentrarme.

Empiezo a ser guiada por Enzo de regreso a el vestidor, ya estando dentro me quito el hermoso vestido y vuelvo a ponerme la ropa que andaba trayendo puesta antes de probarme el vestido. Cuando ya estaba completamente segura de que estaba bien mi ropa, vuelvo a salir del vestidor.

-Bueno mia regina ya es hora de irnos -dice Mariano cuando apenas me ve-.

-¿Ya?¿Tan rápido? -pregunto, estaba con la esperanza de poder quedarme un poco te tiempo para conocer un poco mas de las creaciones de Enzo-.

-Si, en media hora tenemos que estar en el salón.

-Pero es muy pronto.

-Cariño, recuerda que tenemos que estar a las 6 saliendo de casa en dirección a la gala, y son las 3, tenemos menos de 3 horas para que te arreglen el pelo.

Mi cara de tristeza es evidente porque Enzo sonríe y me dice:

-Puedes venir otro día, cualquier día eres bienvenida aquí -me dice sonriendo-.

-Muchísimas gracias Enzo, me volví admiradora de tu realmente hermoso trabajo.

Nos despedimos de Enzo y salimos, Mariano no me permitió que llevara el bolso donde se encuentra mi vestido.

-Por favor, yo puedo sola -dije intentando quitarle la bolsa como por decima vez-.

-Ya dije que no, yo lo llevaré -dice logrando que no tome la bolsa-.

-Pero puedo hacerlo sola.

-Solo déjame hacerlo.

-Ya dije que no, has echo mucho por mi -dije mirándolo- incluso has comprado para mi un vestido que debió de haberte costado miles de dólares. Y quien sabe cuándo gastarás en el salón de belleza. No deberías hacerlo.

-Pero lo quiero hacer, disfrútalo -se limita a decir mirándome a los ojos-.

-Sabes que esto no está bien -dije- odio aprovecharme de las personas y eso es lo que me estás pidiendo que haga contigo.

-Te lo digo porque te lo mereces, ahora entremos al salón, no querrás perder tu cita.

-Sabes que me puedo arreglar perfectamente yo sola, no necesito de este lugar para maquillarme y peinarme.

-Ya lo sé pero en el tiempo que nos queda no te da para nada -mira su teléfono- además según mi teléfono, en casa estarán el agente Lombardi y el agente Morales esperándonos.

-Entonces es mejor terminar con esto pronto.

{...}

Habían pasado ya 2 hora y ya estamos llegando a casa. El regreso a casa fue igual de divertido que cuando salimos, Mariano cantando de forma desafinada y yo siguiéndole el juego.

-Mariano, definitivamente es mejor que te dediques a producir música, porque de cantante eres un desastre -digo riendo-.

-¿Según quien?

-Segun yo, porque cantas orrible.

-JaJaJa, muy graciosa señorita Di Stefano -dice sarcásticamente-.

Nos bajamos del auto y caminamos en dirección a la entrada de la casa, estando ya allí Mariano toca la puerta, es abierta por Clarita, la ama de llaves.

-Mariano te están esperando unos señores en la sala.

-Gracias Clarita -dice desapareciendo hacia la sala-.

-¿Cómo les fue mi niña? -me pregunta cuando nos quedamos totalmente solas-.

-Bastante bien Clara, si vieras mi vestido, es precioso. Mariano se pasó con este regalo -digo señalando la bolsa donde se encuentra mi vestido-.

-¿Puedo? -pregunta refiriéndose a abrir el bolso donde esta el vestido-.

Yo asiento con la cabeza, Clara abre el bolso encontrándose con mi vestido y dice:

-Esta precioso, te verás realmente hermosa con esto.

-Muchísimas gracias Clarita. ¿Lo podrías llevar a mi habitación?

-Si, ¿Pero no esta ahora utilizando la del señor?

-Si, pero me gustaría tener mi espacio para vestirme.

-Esta bien mi niña.

Clara desaparece por las escaleras, y en su lugar aparece Erica con Alona en sus brazos.

-Hola Erica, dame a la niña. Yo la cuidare por un rato, antes de que tenga que ir a arreglarme.

-Esta bien señorita.

-¿En que quedamos Erica?

-Lo siento, quise decir Nevaeh.

-Mucho mejor, tenemos la misma edad Erica, no quiero que uses formalidades conmigo... Si quieres puedes salir pero tienes que regresar en una hora, ese será el tiempo exacto cuando tenga que empezar a arreglarme y no podré seguir cuidando de Alona.

-Esta bien, iré a dar una vuelta al parque de aquí cerca. Regreso en un momento.

Después de esto desaparece por la puerta, beso las mejillas de Alona, provocando carcajadas en la pequeña.

Camino a la sala y el primero en verme es Lucca.

-Candela, hola -dice de forma descuidada-.

Le doy una mirada de advertencia y dice:

-Lo olvidé, lo siento Nevaeh.

-Agente Morales ¿Cómo está?

-Bien Nevaeh, gracias.

-¿Que les trae por aquí?

-Veníamos a dejarte esto -dice Lucca enseñándome una caja de terciopelo negro-.

La abre, en ella hay un hermoso collar de oro, la cadena es fina y tenía colgando tres pequeños corazones.

-Este collar tiene GPS y una mini cámara, por si sucede algo podremos estar al pendiente.

-Esta hermosa.

-Realmente hermosa -dice Lucca, pero este no miraba la cadena, si no a mi-.

Pude ver de reojo como Mariano tensa la mandíbula. Yo intentando hacer como si no uniera visto nada empiezo a jugar con las manitas de Alona.

{...}

Cuando logré salir de aquel lugar al fin suspiré, era un ambiente realmente tenso, entre las miradas asesinas que le tiraba Mariano a Lucca, y viceversa, tampoco las mirada divertida del agente Morales.

Ahora estoy resguardada en mi antigua habitación, la que he estado usando los últimos días, pero ahora como las de servició están sospechando decidimos que empezaremos a dormir en la misma habitación.

Volviendo a mi realidad, me encuentro frente al espejo de cuerpo completo que esta en la habitación, estoy mirando mi reflejo con ese hermoso vestido puesto pero sigo descalza... mi mente empieza a pensar en como fue que llegue a estar en este lugar y en esta posición actualmente pensando que hace diez años estaba en esa colonia donde crecí y de donde salí para poder volverme famosa y poder darle lo mejor a mi abuela.

Pero ese sueño me llevo a la cárcel y esa misma me trajo a este lugar, llevándose por delante la vida de mi mejor amiga, pero me dejo aquí... con una sola misión, acabar con el hombre que me daño, Damián Becker.

Salgo de mis pensamientos cuando tocan la puerta:

-Mi niña, ¿Puedo pasar? -pregunta Clarita al otro lado de la puerta-.

-Si Clarita, pasa -digo mientras camino en dirección al balcón y miro el hermoso atardecer-.

-Mi niña, el señor Mariano te mando esto -dice mientras se me acerca-.

Yo me giro, dejándome ver con el hermoso vestido, solo no me había percatado de un pequeño detalle, no tenia mis lentillas. La cara de Clara cambia radicalmente al ver mis ojos, al darme cuenta me acercó al espejo y me doy cuenta de ese pequeño detalle y le digo:

-Puedo explicarlo -digo refiriéndose a mis ojos- pero tiene que prometerme que no dirá nada, que nada de lo que le cuente saldrá de aquí.

-Ehhh, esta bien mi niña -dice sentándose y palpando a su lado- puedes contármelo con tranquilidad porque no diré nada.

-Digamos que Nevaeh Di Stefano, no existe -dije sentándome a su lado- mi nombre en realidad es Candela Miguele y estoy de encubierta con esta identidad para poder atrapar a la persona que mato a Verónica.

-¿Y el señor lo sabe? -pregunta con curiosidad-.

-Si, el se ofreció a ayudar a la policía con tal de que atrapen a ese tipo que mato a su hermana.

-Bueno cambiemos de tema mi niña, yo no diré nada de lo que me acabas de contar pero tienes que prometerme que me mantendrás al tanto de lo que valla sucediendo a lo largo del tiempo.

-Tenlo por seguro Clarita.

-Bueno, a lo que vine fue a traerte esto -dice entregándome la caja- el señor Mariano me pidió que te lo trajera.

-¿Qué será? -pregunto mientras recibiendo la caja-.

-No lo se, ábrelo para que veamos que es -dice dedicándome una sonrisa amable-.

Abro la caja que esta sobre mis piernas encontrándome con unas sandalias de tacón plateadas, los brillos resplandecían. Realmente hermosas.

-Son realmente hermosas -dice Clarita, yo me quede observándolas-.

-Lo son, realmente son preciosas -dije tomando una de ellas entre mis manos-.

-Póntelas -dice entusiasta- además combinan con ese hermoso vestido.

-No debo aceptar tantas cosas caras de parte de Mariano, ayer fueron las uñas y hoy el vestido y los tacones -dije mientras me los ponía-.

-Solo acéptalas, aquí todos aviamos escuchando de ti hace muchos años -me confiesa- la niña Verónica le contaba al señor Mariano sobre ti.

-¿Enserió? 

-Si, todos sabemos sobre la señorita Candela.