•𝐼𝑛𝑡𝑟𝑜𝑑𝑢𝑐𝑐𝑖ó𝑛•

𝐀𝐥𝐥𝐞𝐧

Hace unos meses se acabó mi último año en secundaria, la escuela en la que me encontraba estaba muy cerca de mi hogar, mis compañeros y yo no éramos particularmente cercanos, ellos tenían sus grupos y yo también tenía el mío pero se encontraban en otro salón y casi no interactuamos.

Mi mejor amiga y yo en los descansos caminábamos juntas por el colegio y charlábamos de las cosas que nos pasaban en el día, sean buenas o malas, eran tiempos muy tranquilos pero demasiado repetitivos.

𝐶𝑜𝑚𝑜 𝑡𝑜𝑑𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛𝑎 𝑚𝑒 𝑔𝑢𝑠𝑡ó 𝑎𝑙𝑔𝑢𝑖𝑒𝑛.

El penúltimo día que dimos clases agarre mi teléfono y le escribí a esa persona, preguntando primero como había ido su día y conversando como normalmente lo hacíamos.

la razón por la que me había sentido atraída hacia él era por la forma en que me trataba, sus miradas me hacían sobrepensar las cosas y eso normalmente no salía bien a la hora de aclarar mis pensamientos.

𝐌𝐞 𝐫𝐞𝐜𝐡𝐚𝐳ó.

Pero mi reacción fue lo más neutral posible, en el principio pensé que no me importó mucho solo por qué trataba de engañarme a mi misma que era fuerte pero, la verdadera razón por la que no me interesó es por qué en realidad nunca me vi con el en un futuro.

Dejando el tema de mi escuela pasada un rato, actualmente voy a entrar a una secundaria-preparatoria que queda un poco lejos de mi casa, mis papás gracias a unos cuantos contactos lograron inscribirme allí ya que era considerada una escuela pública muy buena, de las mejores en realidad.

𝐓𝐞𝐧𝐠𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐜𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐦𝐞 𝐞𝐧 𝐦𝐢𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐮𝐝𝐢𝐨𝐬.

𝐓𝐞𝐧𝐠𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐜𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐦𝐞 𝐞𝐧 𝐦𝐢𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐮𝐝𝐢𝐨𝐬.

𝐓𝐞𝐧𝐠𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐜𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐦𝐞 𝐞𝐧 𝐦𝐢𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐮𝐝𝐢𝐨𝐬.

Eso me lo repetía siempre que recordaba que mi situación económica, el echo de que las personas que dieron todo por mi merecen que yo les de lo mejor mediante mi esfuerzo.

Que mis menores, es decir, mis hermanos puedan hacer cosas que yo nunca hice.

𝐓𝐞𝐧í𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐩𝐚𝐫𝐚𝐫𝐦𝐞 𝐛𝐢𝐞𝐧 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐜𝐮𝐦𝐩𝐥𝐢𝐫 𝐦𝐢 𝐨𝐛𝐣𝐞𝐭𝐢𝐯𝐨 𝐲 𝐞𝐬𝐨, 𝐥𝐨 𝐡𝐚𝐫é 𝐚𝐪𝐮í.

Gustar de alguien es una perdida de tiempo, gustar de alguien es desconcentrarse totalmente.

eso me repetía siempre, pero una voz en mi cabeza o más bien en mi corazón susurraba:

𝐏𝐞𝐫𝐨 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐪𝐮𝐢𝐬𝐢𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐨𝐧𝐜𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐦𝐞 𝐩𝐞𝐧𝐬𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐩𝐨𝐧𝐠𝐚 𝐧𝐞𝐫𝐯𝐢𝐨𝐬𝐚 𝐲 𝐟𝐞𝐥𝐢𝐳 𝐚𝐥 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨.

Era el inicio de mi lucha interna, yo luchando a muerte contra mí misma.