Las hojas de arce en descomposición creaban una alfombra de colores sobre el suelo. Parecía que la entrada principal del Hospital Militar de Leidenschaftlich no estaría libre de ellas en algún tiempo. La carretera de montaña a dicho hospital estaba teñida de la belleza de la naturaleza. El mundo estaba completamente vestido de colores otoñales.
Frente a la entrada principal, una mujer joven esperaba a alguien, su baúl y su maleta con ruedas en el suelo. Tal vez porque tenía demasiado equipaje, las cabezas de sus peluches sobresalían de la maleta. Lo más probable era que estuviera de pie, mirando al aire sin dirección alguna. Era una chica lo suficientemente hermosa como para convertirse en una pintura. Llevaba un abrigo y un jersey de punto negro de cuello alto. Su falda lila de organdí crujía ruidosamente cada vez que soplaba el viento.
El cabello dorado de la soldado Violet estaba creciendo bastante. Acusaba el número de días que había pasado en el hospital. Cuando vio un pequeño carruaje que venía del camino de la montaña, tomó su equipaje con sus crujientes manos artificiales. Sin inconvenientes, los levantó con ambos brazos y se dirigió al lugar donde el carruaje se había detenido. Del mismo modo, un hombre se dirigió hacia ella.
— Lo siento, lo siento. Pasaron muchas cosas en el trabajo, así que terminé llegando tarde—. Aunque era un otoño donde la brisa gélida podía hacer que uno se estremeciera, Hodgins estaba empapado en sudor mientras corría, mostrando una sonrisa de sorpresa al ver a Violet vistiendo ropa de una chica normal, casi como si no la reconociera—. Pequeña Violet, te ves linda. ¡Mi elección fue maravillosa! Tengo tantos talentos que es problemático… tal vez debería haberme metido en la industria de la moda. ¿Qué hay del broche?
— Lo tengo. Pensé que podría perderse durante la mudanza…
— No se perderá tan pronto. Deberías ponértelo. Dámelo—. Hodgins colocó firmemente el broche de esmeralda sobre el pecho de Violet.
Violet no mostró signos de cautela, aunque la distancia entre los dos era pequeña.
— Hecho. Te sienta bien, Pequeña Violet.
Incluso mientras le daba palmaditas en la cabeza, ella permaneció dócil, sin apartar su mano. Parecía que había aceptado a Hodgins, que se había ocupado de ella durante mucho tiempo.
— Mayor Hodgins.
— "Presidente".
— Presidente Hodgins, ¿a dónde debería ir ahora que he sido dado de baja? ¿Cuál será mi próxima ubicación? El Mayor no ha respondido a mis cartas. Ya he enviado varias de ellas—. Tomando la mano de Hodgins, Violet entró en el carruaje.
— A partir de ahora, te convertirás en la hija adoptiva de cierta familia noble. Su hijo falleció durante la Gran Guerra. Veras, estaban buscando un candidato de adopción. Su Casa está relacionada con la de Gilbert. Serás educada sobre los modales de una dama allí.
Después de confirmar que los pasajeros habían entrado en el carruaje, el cochero lo puso en marcha. Se balanceó pronunciadamente una vez. Violet se detuvo con una mirada seria. Ella no fue sorprendida en lo más mínimo por la oscilación.
— ¿Son esas enseñanzas necesarias para pelear?
Justo cuando había pensado que finalmente regresaría al lugar donde podía usar sus habilidades, fue informada de un hecho indignante. Su reacción fue moderada.
Hodgins dobló su cintura, mirando directamente a los ojos de Violet.
— La guerra ha terminado, por lo que ya no serás necesaria como soldado. Es por eso que aprenderás lo que es necesario para llevar una vida que no sea la de un guerrero.
— No entiendo…
Hodgins asintió ante la respuesta que ya había previsto.
— Sí. Es un tema bastante complicado, y también estoy imponiendo mis propios valores.
— "Tema bastante… complicado". ¿Incluso para… usted, presidente Hodgins? ¿No es fácil?
— Pequeña Violet, ¿por qué solías matar gente?
— Tenía esa habilidad y era necesaria. Tan simple como eso.
— Sí. Para vivir, para protegerte, has estado matando… seguramente, has estado haciendo eso incluso antes de conocer a Gilbert, porque alguien te hizo así. Era como una tarea para deshacerse de obstáculos… no hay emociones en eso.
Y eso te causó un mal funcionamiento como persona.
— Aah, realmente complicado. Hm, por ejemplo, digamos que fui atacado por un rufián. Mataste al rufián para salvarme. Hubiera sido mejor si hubieras actuado sin matarlo, pero lo mataste. Hay una causa moral en eso. Seguramente no serías condenada por el crimen. En realidad, serías una heroína.
— ¿Qué es una "causa moral"?
— Algo importante que las personas creen que deben respetar mientras viven. Si no lo respetas, en el mundo de los humanos, serás atrapado por la policía militar. ¿Puedes entenderlo si es desde ese ángulo?
— Sí.
— Entonces, otro ejemplo. De hecho, quería que el rufián me matara. Le di dinero y le pedí que me asesinara. Yo quería morir. Discutimos el acuerdo e hicimos un trato. Lo malinterpretaste, te metiste y terminaste ejecutando a una persona que simplemente estaba desempeñando el papel de rufián y que iba a matarme porque se lo pedí. ¿Crees que esto es un asesinato con una causa moral?
Silencio.
— Ves, es bastante complicado, ¿verdad? Probablemente no haya una respuesta correcta. En la legislación hecha por humanos, ambos probablemente sean arrestados, pero probablemente no exista una respuesta correcta. Olvida el ejemplo de hace un momento.
Violet, pensativa, apoyó sus manos rígidas e inorgánicas en sus mejillas. Por el momento, Hodgins la confrontaba con lo que ella consideraba palabras despiadadas. Sin embargo, ese era un problema con el que se habría tropezado tarde o temprano.
Existía una chica soldado. Ella había matado a muchos. Aunque los asesinatos fueron por una causa mayor, aun así había matado gente.
¿Se le permitió a esta chica soldado encontrar la felicidad?
— Solo, lo que puedo decir con certeza es—… a pesar de temerosamente no quería ser ignorado por la confundida Violet, Hodgins habló—… no quiero verte matar a nadie, así que no quiero dejarte ir a ningún lado donde tengas que hacer eso. Esta es una teoría completamente impulsada por emociones, pero… creo que es lo más cercano a una solución.
Casi despreciaba a Gilbert Bougainvillea por asignarle ese papel.
— Los asesinatos aumentan la cantidad de personas tristes. Es por eso que no quiero que lo hagas. Quiero evitar… cosas que podrían ser tristes. No siento esto hacia el mundo entero. Solo lo busco… para aquellos a quienes aprecio. Gilbert era igual… es por eso que decimos "no". Te imponemos nuestros ideales. Una causa moral con un pensamiento extremadamente egoísta de matar o no matar. El mundo se está volviendo así. Todos… son realmente egoístas. Pequeña Violet, ¿cuál fue la última orden que recibiste de Gilbert?
Cuando le preguntó, Violet recordó el apogeo de la Gran Guerra. Gilbert estaba cubierto de sangre. Ella había llorado. Esas probablemente fueron las primeras lágrimas que derramó.
— Te amo—. Mientras reflexionaba sobre esas poderosas palabras, su corazón se aceleraba. Solo al recordarlas, los latidos de su corazón se intensificaban—. Escapar del ejército y vivir libre.
— Así es como es.
La conclusión salió a la luz. Para Violet, las órdenes de Gilbert tenían que seguirse. Ella no las rechazaría mientras no existieran peligros excesivos. Aun así, parecía que tenía dificultades para aceptar un futuro en el que no volvería al campo de batalla.
— ¿Es algo beneficioso para el ejército? ¿Incluso si resulta en la muerte de nuestros aliados si no mato?
— Los enemigos también son personas. Además… es porque no sabes que matar gente está prendiendo fuego lentamente a tu cuerpo y lo quema porque te estoy diciendo esto… Pequeña Violet.
La chica soldado, mejor dicho, la ex chica soldado, bajó la mirada hacia su cuerpo. Nada estaba en llamas. Solo podía ver los materiales de su hermosa ropa.
— No me estoy quemando.
— Lo estás.
— No lo estoy. Esto es extraño.
— No, lo estás. Te vi ardiendo y te dejé sola. Me arrepiento de eso.
Todo lo que Hodgins decía era abstracto.
— Aprenderás mucho a partir de ahora. Y luego, seguramente, las cosas que has hecho… las cosas que dije que te dejé hacer sola… llegará un momento en que entenderás lo que eran—. La subordinada custodiada por el Señor era una hermosa monstruosidad—. Y entonces, por primera vez, notarás las muchas quemaduras que tienes.
Dicha monstruosidad se enorgullecía de ser la luchadora más fuerte, y era tan ignorante como inocente.
— Te darás cuenta de que todavía hay fuego a tus pies. Te darás cuenta de que hay personas vertiendo aceite sobre ellos. Puede ser más fácil vivir sin saber esto. Ciertamente habrá momentos en que llorarás.
Hasta el momento en que sus párpados se cerraran por la eternidad, ella no sabría la sensación de tener su cuerpo quemado. Había convicción pero no salvación para ella.
— Aun así, quiero que sepas. Es por eso que no volverás al ejército.
Sus manos nunca se aferraron a nada, y lo más probable es que continuaría viviendo de esa manera.
— Pequeña Violet, cambiemos tu destino.
Definitivamente estaba destinada a hacerlo.
Sin embargo, cierto hombre había aparecido para agarrar la mano de la niña en llamas y arrojarla a un lago. Aunque él no estaba presente, indudablemente existía.
— Las personas que conocerás ahora son funcionarios de los departamentos militares superiores y pertenecen a una familia prestigiosa con la que otros no tienen contacto de inmediato. En primer lugar, tu nombre no fue registrado en el ejército. Entonces, comienza una nueva vida a partir de este punto.
— Pero entonces, no estaré al lado del Mayor…
— Esta es una orden de Gilbert, de quien quieres convertirte en su fortaleza. Él deseaba esto. ¿Qué piensas de Gilbert, Pequeña Violet?
— Yo soy… del Mayor su…
— Aah, estamos aquí. Tenemos saludar.
El carruaje se detuvo. Sin poder hacer nada más, Violet saltó, guiada por la mano de Hodgins.
Aunque pasada de moda, una mansión con una arquitectura lo suficientemente magnífica como para ser confundida con un castillo se elevó al final del largo camino. Una pareja de ancianos salió de dicha mansión. Cuando aún no habían llegado, Hodgins le susurró al oído a Violet:
— Trata de no ser grosera.
Violet se apresuró a sujetar su broche de esmeralda. El carruaje ya empezaba a alejarse por el mismo camino del que venía. Más allá de dicho camino, no vio la figura de la persona que deseaba que estuviera allí. No importaba cuánto lo buscara Violet, él no iría a verla.
— Esos son el jefe de la familia Evergarden y su esposa. Ellos serán tus padres sustitutos. Ahora, saluda.
La elegante pero amable pareja de ancianos tomó las manos artificiales de Violet sin dudarlo. Le sonrieron como si estuvieran insoportablemente satisfechos.
— Un placer en conocerlos. Soy Violet.
Y así nació Violet Evergarden.