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Una vez que Ves y la Jefa Haine detectaron un gran problema en la cantidad de Vandals que perdieron a sus seres queridos durante la misión, rápidamente lo comunicaron al Mayor Verle.
Para su crédito, el oficial al mando actuó rápido. Accediendo a los registros y mediante consultas informales, los oficiales de seguridad buscaron rápidamente a todo serviceman que representara un riesgo.
Aunque no a todos les gustó ser sacados de sus puestos o de sus camas por algunos matones blindados, la mayoría de la tripulación mostró comprensión. Ya habían escuchado sobre el intento de asesinato contra Ves. ¿Y si estos militares desequilibrados se lanzaran contra las personas a su lado? ¿Y si decidieran acabar con una explosión saboteando un componente esencial de la nave?
En un solo día, los oficiales de seguridad pusieron bajo custodia a más de setenta casos perdidos. Algunos resistieron. Algunos incluso dispararon sus armas. Ninguna de sus resistencias hizo diferencia.
