—¡Vales más que las Doncellas de la Espada! —gritó Mayra, intentando convencer a su protegida recalcitrante de que su sacrificio no significaba nada—. ¡No podría vivir conmigo misma si mi supervivencia viene a expensas de tu vida! ¡Más valdría que me suicidara en ese caso!
—¡Pero qué hay de las Doncellas de la Espada?! ¡Nuestras hermanas aún necesitan tu ayuda para reconstruir la hermandad! —respondió Ketis que no podía aceptar ese argumento.