—Vas a matarnos a todos, ¿verdad? —el desaliñado técnico jefe de los Enjaulados preguntó en cuanto Ves y Mayra se sentaron al otro lado de la mesa.
—¿Así que eres el Jefe Glayce Retton-Fukumoto, verdad? —Ves echó una mirada a la almohadilla de datos en sus manos con armadura.
—Simplemente llámame Glayce —el hombre de cabellos grises gesticuló con sus manos esposadas.
—Jefe Glayce... —Ves miró fijamente el rostro del hombre que conocía su destino final—. Frente a un hombre tan autoconsciente, mentir no conseguiría nada. Desgraciadamente, hay muy poco ánimo entre los Vandals Flagrantes y las Doncellas de la Espada de Lydia para extender alguna misericordia a tus fuerzas. Ni los Enjaulados ni tus aliados de las Lengua Roja nos han dado ninguna razón para perdonar a ninguno de ustedes. Todo lo que puedo decir es que jugaron sus cartas pero perdieron.
Un humor fatalista golpeó al técnico jefe cautivo.