Las relaciones entre las Doncellas de la Espada Flagrantes y la antigua ciudad de Mulak empezaron de manera fría. Aunque los dos duelos librados entre los pilotos de mechs y los llamados dioses sagrados ganaron a los visitantes cierto respeto, la sociedad primitiva que gobernaba la ciudad no podía manejar demasiados cambios a la vez.
Los sociólogos y expertos relacionados al servicio de los Vandálicos Flagrantes colaboraron junto con las experimentadas Doncellas de la Espada para formular un plan de compromiso con Mulak.
—Hemos despertado su interés con nuestra proeza tecnológica y lo que podemos traer a la mesa —dijo el Capitán Byrd durante una reunión de conferencia poco después del regreso de la delegación—. Por otro lado, hemos sondiado su disposición para intercambiar información y bienes como sus cristales de dios. El único problema es que son bastante reticentes a un intercambio. Pirisa afirma que la decisión está en manos de los dioses sagrados.