"Para cuando Ves había llegado al centro de comando, la batalla había alcanzado su clímax. Ves dejó una profunda impresión en la tripulación, pues su elaborada armadura, llena de una gruesa capa y manchas de sangre en sus grebas, daba la impresión de que había atravesado decenas de cuerpos para llegar hasta aquí.
—Sr. Larkinson, por el bien de la República, puedo perdonarte por entrar con tu armadura de exhibición, ¡pero límpiate las manchas de sangre antes de entrar! —le reprendió el oficial.
—¡Ah, mis disculpas, mayor! ¡Me pongo en ello enseguida! —respondió Ves.
Ves hizo un pequeño desvío para limpiar las manchas de su armadura. Una vez que ya no tenía ninguna mancha de sangre ensuciando su disfraz de pirata con armadura, regresó al centro de comando y se sentó en el asiento de observación, que tuvo que reajustar sus dimensiones para acomodar su ligera armadura de combate.