—Los humanos usaban mecas como máquinas de guerra. Parece simple, pero en la Era de los Mecas, se volvieron omnipresentes. Por diversas razones, las regulaciones sobre la posesión de una máquina que podía aniquilar a toda una ciudad en un manojo de minutos era bastante laxa. Cualquier persona lo suficientemente decente y con la documentación adecuada podía tener una.
—Hoy en día, circulaban mucho más mecas en el mercado que en el ejército. Por supuesto, los primeros no se podían comparar con los últimos en cuanto a calidad. Sin embargo, cuando se trataba de ganar dinero, el sector privado era el camino a seguir.
Las instituciones que enseñaban diseño de mecas preparaban a sus estudiantes para el mercado privado. Algunos lo hacían mejor que otros, pero el punto de partida siempre se centraba en preparar a los futuros diseñadores de mecas para las duras realidades de tratar de competir en un mercado despiadado.