Ves pasó un par de horas en el lugar de Melinda. Recordaron el pasado e intercambiaron sus pensamientos sobre la guerra.
A diferencia de la mayoría de los Larkinsons, Melinda no parecía tan ansiosa por distinguirse en el gran conflicto.
—No tengo tanta hambre de obtener reconocimiento de nuestros tíos y tías. ¿De qué sirve hacerse un nombre si terminas en una tumba tempranamente? —puso en palabras Melinda.
—Deberías tener cuidado con ese tipo de comentario. Otros podrían pensar que eres un cobarde.
—¿Y qué pasa si lo hicieran? Soy mi propia persona. No necesito el reconocimiento de nadie. Además, ya me gané mis galones en la Guardia Planetaria y en ese estúpido duelo.
—¿Qué harías si la guerra llega a la superficie de Bentheim? Siempre podría suceder.
—Pah. —Melinda desestimó con un ademán de mano—. Los Vesians nunca lograron poner un pie en Bentheim antes y no lo harán en el futuro previsible. No pueden romper la República por sí mismos.