Ves se mantuvo de buen humor durante toda la noche. A pesar del comienzo tembloroso, sus clientes finalmente mordieron el anzuelo y hicieron un pedido de sus mechas. Aunque representaban una especie de reserva que podía cancelarse en cualquier momento, Ves no se preocupaba demasiado siempre y cuando entregara las mechas rápidamente.
El evento más sorprendente de ese día fue cuando Marcus Aurelius se vendió por 110 millones de créditos en una subasta. En la República Brillante, cualquier mecha que se vendiera por más de 100 millones de créditos debía poseer algo especial. Por lo general, solo pilotos expertos y otras elites pilotaban mechas de ese tipo.