No importa cuánto lo intentó, Ves no pudo recordar lo que sucedió cuando su mente fue absorbida por el Kaius. Era como si su mente consciente fuera arrastrada al vasto vórtice del subconsciente del mecha quimera.
Afortunadamente, la mayoría de los trabajadores ignoraron su presencia inmóvil. Probablemente pensaron que estaba haciendo cálculos en su mente y no querían interrumpir su tren de pensamientos.
Ves salió del taller con las mejillas sonrojadas y dedicó un tiempo a refrescarse. Mientras tanto, evaluó mentalmente su estado de ánimo. Nada parecía haber cambiado. No tenía la impresión de que hubiera perdido algo, ni que hubiera obtenido beneficios del encuentro.
Simplemente perdió media hora de su tiempo.
—No creo que haya desperdiciado mi tiempo.
Algo debió haber pasado, le decían sus instintos. La incertidumbre de lo ocurrido y si eso cambió algo en él roía sus nervios.