Después de su llamada con la Comandante Magdalena, Ves cayó en un terrible estado de ánimo. Se encerró dentro de su camarote y reflexionó sobre la posibilidad de que Sigrund lo estuviera apuntando por alguna razón.
¡Siendo el instigador más probable de la invasión de los hombres de arena, Sigrund tenía suficiente sangre en sus manos para empapar todo el sector estelar!
Los hombres de arena ya habían logrado invadir más de una docena de estados y estaban en camino de destruir algunos más para cuando agotaran sus fuerzas.
La absoluta matanza a ambos, humanos y hombres de arena, dejaba muy claro que Sigrund no era más que un monstruo sin ninguna inmoralidad en su núcleo de hombre de arena artificialmente modificado.
Con tal gran amenaza cerniéndose sobre su cabeza, Ves debería estar muy preocupado.
No lo estaba. En realidad, una vez que Ves especuló que Sigrund estaba directamente involucrado, sabía que su vida nunca estaría en peligro.
