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La Familia Larkinson gozaba de una alta reputación en la República Brillante. Los pilotos de mechas que llevaban este distinguido nombre siempre levantaban la cabeza con orgullo al perpetuar el legado de sus predecesores.
No obstante, estos pilotos Larkinson solo representaban una fracción de la familia. Aunque los Larkinson poseían buenos genes, la demanda sobre la aptitud genética era simplemente demasiado estricta.
La mayoría de los descendientes que crecían en esta distinguida familia militar inevitablemente veían sus sueños aplastados cuando llegaban a los diez años. Al enterarse de que su aptitud genética no estaba a la altura, su camino para convertirse en un noble piloto de mecha resultaba ser una ilusión lejana.
Esta era una píldora amarga de tragar para muchos jóvenes Larkinson. Ves había malgastado todos sus años de adolescencia porque tardó tanto en superar su profunda decepción.
