La tranquilidad del Condominio Larkinson enamoró a Ves. Muchas veces se preguntó si podía dejar su trabajo y pasar el resto de su vida en una dicha inactiva. Ya conocía a un puñado de parientes que terminaron siendo unos inútiles que nunca lograron nada en sus vidas.
Ves sacudió la cabeza. —La galaxia es demasiado peligrosa para dejar mi destino en manos de otros.
Incluso los Larkinsons comenzaron a buscar una red de seguridad. En tiempos tan peligrosos, Ves sería un tonto si asumiera que todo seguiría igual.
Al día siguiente, Ves se preparó para partir. Ya había empacado su equipaje y desayunado con los madrugadores. Después de despedirse, salió del comedor y llevó su equipaje y a Afortunado al frente.
Sus nuevos escoltas lo esperaban allí. Ambos eran un poco mayores que él y se mostraban con un aire de abrumadora confianza.