Un intercambio entre dos diseñadores de mechs iguales era una tradición venerada en la industria de mechs.
Los diseñadores de mechs eran más que capaces de innovar por sí mismos. Sin embargo, no trabajaban en el vacío, sino que formaban parte de una inmensa comunidad de colegas.
Todos esos diseñadores de mechs compartían mucho en común, ya que cada uno estudiaba muchas de las mismas materias científicas. Sin embargo, estos diseñadores de mechs también divergían enormemente cuando se trataba de sus especialidades.
La mayoría de las veces, los diseñadores de mechs no estaban dispuestos o capaces de compartir sus percepciones exclusivas con otros diseñadores de mechs. ¿Por qué deberían ayudar a un competidor a diseñar mejores mechas al impartirles sus valiosas percepciones?
La información era poder.
El poder tenía un precio.
Por lo tanto, la información poseía un valor intrínseco.