—Señor Larkinson —habló con una voz impasible mientras se inclinaba frente a él—. Mi nombre es Fe Nitaa. Me comprometo a servirle por toda mi vida hasta que usted considere oportuno despedirme. Siguiendo las antiguas costumbres de la Tribu Kinner, acepto servirle de una manera digna de mi tribu. A cambio, espero que me trate con la dignidad y el respeto de una Kinner.
—Ehh...
—El compromiso no es válido hasta que se registre formalmente en la Tribu Kinner —intervino Kelandra—. Nitaa, primero deberíamos redactar un contrato y negociar sus términos.
—Aceptaré cualquier término que el señor Larkinson considere adecuado siempre que se ajuste a los estándares Kinner.
—¡Nitaa! ¿¡Estás loca?! Como una Kinner que soy, te aconsejo encarecidamente que tomes una decisión cuidadosa. ¡Estás desperdiciando tu posición negociadora! Al menos consulta a un abogado de contratos. Hay muchos de ellos rondando por aquí en los Salones de la Trinidad.