Después de tratar con Gloriana, a Ves le disgustó mostrar debilidad. ¿Cómo pudo su espina convertirse en tan blanda frente a una chica?
Ves sintió la necesidad de reafirmar su masculinidad. ¿Qué mejor manera de hacerlo entonces que enseñarle una lección a William Urbesh? El Garlanense hablaba mucho, pero todos podían ver que no era un verdadero guerrero. ¡Los Vandals o las Doncellas de la Espada lo habrían masticado y escupido en un segundo!
—¿Cuántas batallas has peleado? —preguntó.
La simple pregunta tomó por sorpresa a William. —¿Perdón?
—Ninguna, ¿verdad? Apuesto a que ni siquiera has derribado un solo mech.
—¡Resiento esa acusación! ¡He vencido a muchos mechas!
—¿Alguna de esas instancias ocurrió fuera de simulaciones y sesiones de práctica?
El rostro de William comenzó a enrojecer. —¡Q-Que sepas que soy un gran hombre del clan Urbesh! Hemos gobernado la Tribu Slicer en el pasado y volveremos a hacerlo bajo mi liderazgo.