Más tarde ese día, Ves estaba a punto de dejar su oficina para reanudar la fabricación de sus Titanes de Aurora de etiqueta dorada. Todavía tenía una cantidad de pedidos pendientes que cumplir antes de partir hacia el Sistema Centerpoint.
Echó un último vistazo a los otros regalos sentimentales que recibió antes de salir.
Se había añadido una pequeña vitrina cerca de su escritorio que exhibía los regalos que más valoraba. Tomó la bufanda tejida a mano de Lanie de uno de los estantes y contempló la idea de llevarla puesta para su próximo viaje.
—Mm, es demasiado frágil, pero al fin y al cabo, está hecha para ser usada —murmuró para sí.
Cuando diseñaba y producía sus mechas, quería que se usaran para su propósito destinado. Estaba bien que sus mechas más impresionantes fueran exhibidas en un museo o sala de exposiciones, pero eso debería ser la excepción, no la regla.
Ves no quería ser considerado como alguien que se limitaba a diseñar máquinas bonitas pero inútiles.
