Por un impulso, Ves decidió llevarse a Ketis en este viaje. A diferencia de algunos de sus primos, la hija de la frontera estaba mucho más acostumbrada a tratar con matones y viles.
—Trae tu espada —incluso se lo dijo antes de partir—. La grande. No la pequeña que te hace parecer una duelista.
Ketis parecía confundida. ¿Ves realmente le dijo que trajera su espada? ¿Después de tantas veces intentando que la dejara atrás?
—¿Por qué el repentino cambio de corazón?
—La gente con la que vamos a encontrarnos es similar a los piratas con los que has tratado en la frontera. Si quieres ganarte su respeto, tienes que mostrar que vas en serio. Yo ya me he probado a los Balleneros con mi dinero y habilidades. Tú eres completamente nueva para ellos, así que es mejor que causes la impresión correcta.
—Está bien —Ketis sonrió—. Iré a buscar mi espada grande.
Ella regresó un momento después con una vaina flotante que la seguía. Ves notó que de hecho estaba llevando ¡su espada de la CFA!
