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Esa noche, Ves finalmente regresó a sus cuartos en el complejo asignado a la Delegación de Paz Tovar. Aunque su estómago estaba lleno con comida suntuosa, su mente se sentía angustiosamente vacía.
Le tomó toda su concentración y atención resistir los comentarios hirientes y las acusaciones de Venerable Foster.
Mientras Ves se sentaba en su cama, intentaba descifrar cómo ella había llegado a estar aquí. De sus diversos comentarios, intuyó que mientras ella y algunos de sus compañeros oficiales Vesianos lograron escapar de Aeon Corona VII vivos y con su objetivo de misión, muchas de las fuerzas terrestres Vesianas no consiguieron extraerse a tiempo.
—¡Los Guerreros de la Tierra Anfitriona y los Monos Vagabundos exigen una cuenta de ti! —exclamó ella una vez durante la conversación, derramando sin querer información que no debería entre personas no relacionadas.