Después de levantarse de su cama, el Rey Dragón miró a su alrededor con una expresión confundida.
—¿Q-Qué demonios fue esa intención asesina de ahora? —El Rey Dragón se quedó desconcertado cuando no había nadie en su habitación.
—¿Tuve una pesadilla por el estrés? Después de todo, no he podido dormir bien desde que el Emperador Dragón desapareció... —El Rey Dragón soltó un profundo suspiro.
Sin embargo, justo cuando el Rey Dragón se recostó de nuevo en la cama, escuchó una voz resonar dentro de su habitación, y la voz sonaba como si le estuviera respondiendo.
—No, no estás soñando.
Los ojos del Rey Dragón se abrieron de par en par, y fue entonces cuando vio al anciano parado junto a su cama.
—¡Mierda! ¡Es un fantasma! —El Rey Dragón gritó por su vida.
—¿Fantasma? ¿Puede un fantasma hacer esto? —El anciano repentinamente liberó un aura divina que, aunque el Rey Dragón nunca había experimentado antes, instintivamente supo como cultivador que este aura pertenecía a un inmortal.