*Crack*
*Pap*
¡Boom!
La abuela Lan usó su cola como un látigo, haciendo volar a los demonios cada vez que intentaban acercarse a ella.
—¿Viniste aquí solo para jugar? ¡Como si esos débiles ataques pudieran matarnos! —Los demonios volvían a ella sin importar cuántas veces fueran lanzados al vuelo por su cola.
Sin embargo, la abuela Lan los ignoró y continuó ganando tiempo para Yuan y Lan Yingying, ya que eran su única esperanza para matarlos.
En el cielo, el abuelo Lan y el Señor de los Demonios también intercambiaron cientos de golpes entre ellos en solo unos minutos.
—Vieja serpiente, ustedes perdieron su oportunidad de acabar con nosotros cuando ese maldito humano no pudo matarnos hace cientos de miles de años. Incluso si su linaje continúa por muchas generaciones, ¡nunca podrán derrotarnos! —El Señor de los Demonios rió a carcajadas.