Ting~ Ting~ Ting~
Esta belleza desconocida continuó tocando la cítara a pesar de la repentina aparición de Yuan, y Yuan se quedó allí en silencio escuchando su música, sintiendo como si cada nota musical tirase de sus cuerdas del corazón junto a algo que no podía identificar por completo: su alma.
Después de que pasara un tiempo desconocido, la belleza finalmente dejó de tocar la música antes de poner sus manos en su regazo y voltearse para mirar a Yuan con sus hermosos ojos que parecían joyas.
—¿Qué te parece mi música? —le preguntó de repente, y su voz clara sonaba tan hermosa como la música de la cítara, si no más agradable.
Yuan salió de su aturdimiento al escuchar sus palabras, y rápidamente murmuró con voz desconcertada:
—Es… Es maravilloso… Nunca antes había escuchado algo como su música, ni podría haber imaginado que la música podría alcanzar tal nivel.