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—Tian Yang, ¿eh? ¿Por qué estabas al borde de la muerte, Tian Yang? —preguntó Kulas.
Después de escuchar esta pregunta, él recordó todo lo que le había sucedido antes de quedar inconsciente, seguido de un tsunami de emociones que lo consumían con angustia.
—¡Xiao Li!
Ignoró a Kulas y corrió hacia el cráter creado por la bola de fuego.
Sin embargo, no había rastro de Huang Xiao Li. La bola de fuego que apareció de la nada había borrado todos los rastros de los bandidos junto con el cadáver de Huang Xiao Li.
Tian Yang cayó de rodillas y empezó a llorar a mares.
—¡Xiao Li! ¡Lo siento! ¡Lo siento muchísimo!!!
—¡AHHHHHHH!
Tian Yang soltó un aullido ensordecedor que llevaba inmensa angustia y rabia.
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