Ambos, Bai Zemin y Lilith, permanecieron en absoluto silencio mientras continuaban mirando el mensaje verde parpadeante en su retina, casi como si estuvieran esperando a que el mensaje cambiara como lo haría un mensaje promocional en la carretera. Lástima, la realidad era lo que estaba ante ellos y no se podía cambiar.
—Oye, Señorita Existencia Superior —Bai Zemin no pudo evitar mirar a Lilith y preguntar con el ceño fruncido—, ¿Qué pasa con esto? ¿Cómo es posible que me den una misión tan loca como esa?
¡Pedirle a una existencia sin clasificar que derrote y mate a una criatura de Primer Orden ya era lo suficientemente loco, pero esto era otro nivel!
Lilith tomó un respiro profundo, haciendo que sus ya prominentes senos se hincharan aún más, como si quisieran liberarse del delgado pedazo de tela sedosa que los contenía cruelmente. Sin embargo, Bai Zemin, quien era la única persona capaz de presenciar tal espectáculo, no estaba de humor para ello.