Kang Lan miró a Bai Zemin con una expresión en blanco, pero él tampoco explicó demasiado ni dio suficiente tiempo para que alguien hiciera preguntas, en su lugar, se quitó la bolsa que había hecho con cuero de Segundo Orden y derramó el contenido en el suelo.
Bajo la mirada no tan sorprendida de todos, cientos de pequeñas piedras brillantes con diferentes colores cayeron una por una al suelo, creando pequeños sonidos tintineantes al llegar a su destino.
—Kang Lan, aquí hay unas 20 Piedras del Alma de Segundo Orden. El resto son todas Piedras del Alma de Primer Orden. Quiero que evoluciones tu habilidad de Recuperación de Primer Orden al máximo posible ahora —Bai Zemin ordenó mientras señalaba las Piedras del Alma que había hecho grandes esfuerzos para salvar y que había elegido cuidadosamente durante su tiempo en el Mundo Oblon—.