El aullido del viento era similar al llanto de un fantasma en medio de la noche mientras los destellos de rayos intermitentes teñían el mundo de azul y morado. El trueno sonaba tan fuerte como explosiones anunciando el comienzo de la batalla.
Lo que parecía ser un gran ojo rojo se cernía en lo alto del cielo y el resplandor carmesí parecía el diablo de las leyendas. Sin embargo, si uno miraba con atención, uno notaría fácilmente que el centro del ojo era en realidad negro, tan oscuro como las nubes que cubrían los cielos en ese momento.
Desde el centro oscuro del extraño fenómeno, cientos de miles de largos tentáculos que emitían un tenue resplandor rojo oscuro se extendían desde lo alto del cielo hasta el suelo para formar lo que parecía ser un monstruo mitológico.
