Había pasado cerca de un año, quizás un poco más, desde que Bai Zemin había obtenido la Llama Azul Infinita de Loto y había formado un Contrato del Alma con ella.
Durante todo este tiempo él había dado todo lo que pudo para alimentar a su compañero que lo apoyaba no solo en el campo de batalla, sino también en forjar nuevo equipo para él mismo o para su equipo. Sin embargo, alimentar a una llama que alguna vez tuvo el poder de llegar a los extremos del universo y arder sin cesar no era tarea fácil.
Empezando por las Piedras del Alma no Clasificadas, todo lo que Bai Zemin pudo hacer fue mantener la existencia de la Llama Azul Infinita de Loto. En cuanto a las Piedras del Alma de Primer Orden, apenas hicieron algo para aumentar el poder de la llama.