—No importa como lo mirara Mónica, siempre parecía estar avergonzada frente a Finn.
—El desgraciado parecía haber nacido para estar en contra de ella.
—Mónica ajustó discretamente sus emociones, sin dejar que Finn viera su vergüenza.
—Incluso sonrió y retiró el pie, luego se agachó para recoger la ropa interior. —No sé por qué esto cayó al suelo. Lo pisé sin querer. ¿Puedes ver si está sucio?
—Finn solo la miró.
—Mónica sostenía su ropa interior en la mano. Volvió a sentir vergüenza.
—Este desgraciado nunca me dará una salida.
—Ella dijo:
—Parece que la ama de llaves tenía algo que hacer hoy. Incluso se olvidó de poner la ropa lavada en el baño para mí. De lo contrario, no hubiera salido desnuda.
—Finn apretó los labios.
—La ama de llaves no está aquí, y tu ropa interior parece estar sucia. Déjame tirarla por ti.
—Ayúdame a lavarla, —Finn pronunció de pronto cada palabra.
—Mónica lo miró.