"A los cinco meses, ya podía sentir claramente al bebé. Edward parecía tan sorprendido que no dejaba de acariciar su vientre con su mano.
El bebé fue muy cooperativo. De vez en cuando, ella pateaba su mano como si estuviera comunicándose con él.
En la quietud de la noche…
De repente sonó un teléfono.
Los ojos de Edward se movieron ligeramente. A regañadientes, levantó la mano del abdomen de Jeanne y cogió el teléfono. —Bajaré enseguida.
Jeanne vio accidentalmente la pantalla de su teléfono.
No era el nombre de Alex sino el de una persona llamada Susan Gates.
Edward colgó el teléfono y dijo:
—Tengo que irme.
—¿Cuándo terminarás con el trabajo? —preguntó Jeanne.
Ella también sabía que no podía retenerlo, igual que aquella vez que Alex vino a llevarse a Edward.
De hecho, ella no tenía mucho que decir al respecto.
—Una vez que William Gates se convierta en el nuevo líder, probablemente no esté tan ocupado.