—Príncipe Regaleón, el rey padre nos ha instruido a nosotras, hermanas, que te mostráramos el palacio. —Verónica dijo con mucho entusiasmo—. Si solo por favor me sigues y...
La frase de Verónica fue interrumpida por el príncipe Regaleón.
—Gracias por la oferta. —Respondió el Príncipe Regaleon—. Pero la princesa Alicia ya se ofreció a mostrarme el lugar primero.
—¡¿Lo hice?! —Me tomó por sorpresa las palabras de Regaleon. Lo miré con curiosidad y él parpadeó rápidamente antes de que alguien pudiera darse cuenta.
—¡Oh sí! —Dije, siguiendo las palabras de Regaleon—. Quiero decir que sí, lo hice.
Verónica me estaba lanzando dagas con su mirada.
Parece que arruiné uno de sus planes. Bueno, en realidad fue el príncipe Regaleón quien arruinó sus planes. —Murmuré.
Regaleon notó cómo mi hermanastra Verónica me estaba mirando.
—Sería mejor no llegar tarde la próxima vez si tienes planes. —Regaleon dijo con una voz regia y fría.