(En una mansión en algún lugar de la costa este de Alvannia)
—¿Estás seguro de esto? —Un hombre bajo y regordete que parecía un noble estaba asustado—. ¿Qué si no tienes éxito y me implican en ayudarte?
—Que no cunda el pánico, barón. Te aseguro que ganaremos en esta guerra. —dijo el Sumo Sacerdote Hector con una sonrisa segura.
El barón tembló al ver la sonrisa de Hector. Parecía un demonio disfrazado de ángel.