Tenasia, la reina sirena estaba de pie en tierra con dos piernas. Parecía una humana normal con una belleza inigualable. Lo que me enfurecía era que tenía sus brazos contoneándose alrededor de Regaleon seductoramente. La ira recorrió todo mi cuerpo.
—¿Sabes cómo nos reproducimos? —Tenasia acariciaba el rostro de Regaleon con sus sucias manos—. También nos apareamos con humanos varones. Si damos a luz a una hembra, entonces pueden cambiar de humano a sirena y viceversa. Pero si damos a luz a un macho, los convertimos en nuestra comida. Este hombre en particular tiene un gran cuerpo y aspecto. Ha pasado un tiempo desde que me apareé con un humano, y este cumple con mis estándares.
Puedo sentir la ira arremolinándose en todo mi cuerpo. —¡Quita tus sucias manos de mi esposo! —Grité con furia.
—Oh, así que este guapo joven es tu esposo. —Tenasia rozó su uña en la mejilla de Regaleon—. Su uña dejó un ligero rasguño y brotó un poco de sangre de él.