—Veo que te gusta la textura del sofá de terciopelo —dijo una voz femenina.
Levanté la vista y vi a una mujer de unos cuarenta años saliendo de la puerta con cortinas con la recepcionista y otra joven siguiéndola desde atrás.
—Oh sí, esta tela se llama terciopelo —recordé.
—Es un placer que las princesas del reino visiten mi humilde tienda. Mi nombre es Viola, estoy feliz de ser de ayuda —Viola hizo una reverencia—. Esta es Kristina, mi recepcionista y Katarina, mi asistente.
Ambas chicas, que parecían hermanas, hicieron una reverencia después de la presentación de Viola.
—¿Cómo puedo ayudaros, sus altezas? —preguntó Viola.
—Escuché que esta tienda es la que diseña y confecciona los vestidos de mi madre —dijo Satiana.
—Sí, soy la que diseña y confecciona los atuendos regulares y formales de la reina —dijo Viola.
