La flecha acaba de pasar al lado de mi rostro y escuché su silbido. Me di la vuelta rápido e intenté detener la flecha, pero mi magia no funciona. Veo que Regaleon fue alcanzado por la flecha en su pecho. Lo veo caer de rodillas.
—¡¡¡NOOOO!!! —grité con agonía—. Sentí que mi corazón estallaba, fue muy doloroso.
—Realmente eres algo —Gladiolo dijo con una sonrisa burlona—. Evadiste la flecha que iba a golpear tu corazón. Pero no importa, porque caerás ante mi espada.
Regaleon todavía respiraba, pero pesadamente. Puedo ver sangre saliendo de su boca. La esperanza floreció en mi corazón. La flecha no golpeó su corazón. Regaleon me miró y nuestros ojos se encontraron. Me dio una sonrisa reconfortante y me dijo algo.
—Te amo —dijo Regaleon—. Puede que no haya escuchado su palabra debido a la distancia, pero leí sus labios decir eso.
Gladiolus levantó su espada y la apuntó hacia el Regaleon arrodillado frente a él.
—¡Muere, príncipe heredero Regaleon de Grandcrest! —gritó Gladiolus.