—Bueno, a juzgar por la defensa que hiciste, tienes una gran aptitud mágica. Realmente eres de sangre real atlanista —La joven mujer sonrió con ironía—. Por cierto, mi nombre es Clara, su alteza. Estoy aquí para escoltarla a nuestro príncipe Gladiolo.
—¿Al príncipe Gladiolo? —pregunté con desprecio—. Así que él fue quien planeó este ataque.
—Si el príncipe desea algo, lo consigue —Clara dijo con confianza.
—Bueno, me temo que te decepcionaré Srita. Clara —Sonreí con ironía—. No tengo planes de ir contigo.
Hubo un momento de silencio en la habitación y luego Clara se echó a reír a carcajadas.
—¡Jajaja! —Clara me miró con diversión—. Bueno, no tienes opción en este asunto, princesa. No pienses que con tus habilidades mágicas superiores puedes detenerme.
La miré manteniendo mi calma, pero por dentro estaba algo curiosa de por qué diría que mis habilidades mágicas no pueden vencerla.