Puedo escuchar la lucha que estaba ocurriendo afuera. Puedo escuchar espadas chocando y hombres gritando. Solo puedo imaginar qué tipo de batalla estaba furiosa afuera ahora.
—Lamento no ser de ayuda afuera —dijo Guillermo—. Estaba gimiendo de dolor debido a que le rompieron las costillas.
—Está bien. Estoy seguro de que los hombres de Regaleon son bastante capaces en la batalla —le sonreí para aliviar sus preocupaciones—. Aún estaba presionando su herida en la frente para detener el sangrado.
—Solo me siento inútil —suspiró Guillermo.
—No pienses así —lo regañé—. Eres mi caballero personal. Por supuesto, tu lugar está aquí a mi lado.
Por eso decidí quedarme aquí junto a Guillermo. Aunque quiero salir y ayudar a Regaleon en la lucha, decidí quedarme aquí con Guillermo para que no piense en algo estúpido como salir y luchar en su estado.