(Volveremos al punto de vista de Alicia desde aquí)
—Oh, Dios mío, princesa. ¿Qué le pasó a tus ojos? —Tricia entró en mi habitación para despertarme temprano por la mañana.
—Eh, ¿por qué? ¿Qué pasó con mis ojos? —La miré somnolienta. Todavía tenía sueño.
—Tienes ojeras. —Tricia explicó.
—Oh. —Entendí al instante—. Es porque no pude dormir bien anoche. Creo que me quedé dormida en las primeras horas de la noche. —Expliqué.
—Esto no es bueno princesa. Afortunadamente, sé exactamente qué hacer. —Tricia tenía su cara dedicada—. Deja todo en mis manos princesa. Te pondré fresca en poco tiempo. Tienes que verte lo mejor posible para el gran desfile de más tarde.
—Eh, pero no necesito lucir lujosa para el desfile más tarde, ¿verdad? —Pregunté.