"Brad hizo un gesto con el dedo índice, pidiéndole que se acercara.
Misha caminó rígidamente hacia él, sus ojos se llenaron de lágrimas. Pensaba que Brad era la criatura más aterradora del planeta, a pesar de su apacible apariencia.
Era tan despiadado como Christopher, pero hacía todo con frialdad calculadora.
—¿Por qué lloras ahora? —preguntó, su voz suave—. No parecía estar interrogándola, sino más bien tratando de consolarla.
—Yo estaba... sin saber que... el Sr. Sherman estaba casado —murmuró Misha—. Yo pensaba...
—¿Pensabas? —Brad la miró enfurecido—. ¿Quién te dio el derecho de pensar en Christopher? Tu deber era trabajar para él, no pensar en lo que él estaba haciendo.
Misha bajó la mirada hasta la punta de sus tacones, las lágrimas caían al suelo.
—Lo siento —murmuró.
—No me pidas disculpas a mí. Le fallaste a Abigail. Si quieres disculparte, díselo a ella.