Abigail estaba atónita. Ella debería preguntarle por qué se había ido de prisa en la mañana. Debería haberle preguntado por qué no le prestó atención.
¿Por qué le estaba haciendo esa pregunta?
Pestañeó, desconcertada. Su expresión perpleja alimentó su ira, ya que supuso que ella estaba fingiendo no tener idea.
—Ahora estás actuando como si fueras inocente —siseó—. No podías esperar para encontrarte con tu amigo rico, ¿verdad? Lo encontraste en la mañana. Aún así, volviste a salir con él después del trabajo.
—¿Qué? —Abigail entendió la razón de su enojo. Resultó que la había visto con Jasper. Pero se molestó cuando lo escuchó acusándola.
Quería aclarar su confusión acerca de por qué no había salido con Jasper por la noche, pero Christopher no le dio la oportunidad.
—Si tenías tantas ganas de verlo, podrías habérmelo dicho. Le habría dicho al conductor que te llevara a él. ¿Por qué fuiste con él durante las horas de oficina mientras yo no estaba? ¿Cuál era la urgencia?