En el club...
El hombre alto, que era unos años mayor que Jasper, se sentó frente a él. Tenía una presencia imponente. Su cabello dorado estaba engominado hacia atrás, revelando una frente prominente. Su mandíbula afilada y los bien definidos pómulos le daban un aspecto rudo, que contrastaba con su costoso traje de tres piezas. Un diente dorado brillaba en la luz tenue cada vez que sonreía, añadiendo un elemento de misterio a su comportamiento.
Los dos hombres se dieron la mano, sellando su acuerdo. Los labios de Jasper se curvaron en una sutil sonrisa. Finalmente, había completado el trabajo con éxito sin ninguna intervención. Sus tensos nervios se relajaron.
El rostro de Carl se expandió en una sonrisa aún más amplia mientras lo felicitaba. —Es un gran honor trabajar contigo, Jasper —dijo Carl, su voz impregnada de sinceridad—. Creo que seguiremos trabajando juntos por mucho tiempo.